Alternativas a la leche

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Leche. Ese alimento con el que muchos hemos crecido, consumiéndolo casi a diario. Por costumbre o recomendación de los especialistas, hasta hace poco todo el mundo la incluía en su dieta. Sin embargo, han aparecido algunos movimientos que aconsejan no seguir consumiéndola a diario.

Algunos de los motivos para sostener esta creencia tienen que ver con sus componentes, además de problemas de salud. Actualmente, un buen número de personas tienen problemas con ingredientes como el gluten. Otros creen que su contenido de nutrientes real es demasiado bajo, por los mecanismos de procesado a los que se la somete.

En cualquier caso, si quieres disminuir un poco el consumo de este lácteo, vamos a ayudarte. Lo haremos sugiriendo una serie de opciones que podrías comenzar a probar en casa. De esta manera, tendrás un sustituto de la leche para cada momento, y de acuerdo a tus gustos.

Vamos entonces a repasar las mejores alternativas a la leche. Verás que no falta la bebida de soja ni la leche de coco, pero hay otras tantas que tampoco deberías dejar de tener en cuenta.

9 alternativas a la leche para completar tu dieta

Leche de coco

Leche de coco

La leche de coco es uno de los sustitutos más antiguos y conocidos para quienes no desean beber leche. Hablamos de una preparación vegetal que además, se obtiene fácilmente.

Entre sus puntos fuertes, podemos mencionar la gran variedad de nutrientes que aporta. Sin ir más lejos, ofrece al organismo potasio, hierro y magnesio. También viene con ácido láurico, que ayuda al cuerpo a generar energía. Energía disponible para uso inmediato, buena para entrenar.

Más allá de sus beneficios, debes ser cuidadoso si estás intentando bajar de peso. Es que la leche de coco es un alimento muy calórico. Sobre todo, claro, cuando es comercializado en supermercados. Revisa que se trate de un producto orgánico, que por lo general vienen en lata.

Leche de almendras

Leche de almendras

Siguiendo con las propuestas acerca de como sustituir la leche, tampoco deberías subestimar la leche de almendras. Apta para quienes siguen dietas veganas o vegetarianas, resulta perfecta para combatir las alergias a los lácteos. Y su digestión es mucho más sencilla.

Te sugerimos que la prepares en casa, porque las industriales suelen contener demasiada azúcar añadida. En todo caso, siempre comprueba a fondo su envase para evitar sorpresas.

Leche de cabra

Leche de cabra

La leche de cabra es uno de los alimentos más parecidos a la leche de vaca de toda la vida. Evidentemente, nos referimos a un lácteo, pero sus características son algo diferentes.

Por ejemplo, tiende a causar menor inflamación o irregulares digestivas que otras opciones. Sus ácidos grasos no saturados pueden ser fundamentales para tu nutrición.

No obstante, como la leche de oveja, está prohibida para las personas intolerantes a la lactosa.

Bebida de avena

Bebida de avena

Si te interesa alguna alternativa sin lactosa ni proteínas de la leche, pero sí unas distintas, apuesta por la avena. Este súper alimento puede consumirse de varios modos. Entre ellos, como leche.

Este cereal cuenta con un buen porcentaje de fibra, por lo que logrará saciarte incluso en pequeñas cantidades. Por tanto, puede ayudar a que no tengas atracones con otras comidas.

Ahora bien, conviene que seas precavido, porque muchas veces la avena genera inconvenientes en los alérgicos al gluten. El riesgo reside en la proteína llamada avenina, así que sé cuidadoso.

Bebida de soja

Bebida de soja

No por nada, millones de usuarios preguntan todos los meses por los beneficios leche de soja. Esta bebida ha conseguido una enorme popularidad, sobre todo entre la población vegana.

Otra de sus ventajas es que no está restringida para quienes son intolerantes a la lactosa y el gluten. Al mismo tiempo, su aporte de proteínas y ácidos grasos esenciales es significativo.

Como todo, es mejor que regules su consumo y seas moderado en las cantidad de bebida de soja. Esto se debe a su contenido de estrógeno. Esta hormona puede actuar de forma positiva o negativa sobre cada cuerpo. Así que no pierdas de vista esta cuestión.

Horchata

Horchata

No todo el mundo considerará la horchata como un sustituto fiable de la leche de vaca, pero lo mencionamos por si acaso. Elaborada con chufa, agua y azúcar, es muy común en ciertos países.

¿Lo más interesante? Su grandísimo aporte de vitaminas C y E, calcio, fósforo, magnesio o hierro. ¿Lo peor? Su generalmente alto porcentaje de azúcar.

Bebida de avellanas

Bebida de avellanas

Muy semejante a la bebida de almendras, es una solución calórica y que aporta grasas de “las buenas”. Puedes prepararla en casa sin gastar demasiado dinero.

Se aconseja su consumo durante períodos como el embarazo y la lactancia. También en los primeros y últimos años de vida, por su aporte para los huesos.

Por su bajo contenido de sodio, es apta para personas con problemas de hipertensión.

Bebida de arroz

Bebida de arroz

Aunque se requiere de un poco más de paciencia, la bebida de arroz no deja de ganar fanáticos. Hace falta molerlos y cocerlos, pero en unos minutos tendrás una leche fácil de digerir.

Hay que señalar que sus estadísticas de calorías son muy inferiores a las de otras alternativas. Si quieres bajar de peso, puede ser un buen complemento para tu dieta.

Leche de alpiste

Leche de alpiste

Las semillas de alpiste son famosas por sus antioxidantes, que colaboran con la prevención del envejecimiento. Por sus propiedades alcalinizantes, es habitual que forme parte de los tratamientos contra la inflamación.

Como la bebida de arroz, su aporte de calorías es casi insignificante.

Un alimento, varios reemplazos posibles

Queda claro que, afortunadamente, ya no hay una sola leche o bebida sustituta para nuestra dieta. Todas las preparaciones que te hemos enseñado son suficientes para obtener nutrientes esenciales. Incluso, puedes consumirlas de forma intercalada para mejorar tu estado de salud.

Pero, ¿cuál es la mejor alternativa a la leche? En esta ocasión, no podemos jugarnos por una única recomendación. Habiendo asuntos de salud de por medio, antes que nada se deben descartar las soluciones que puedan tener contraindicaciones. Luego, decidir por alguna de las restantes. Aquí ya entran en juego los gustos personales, y allí no podemos meternos.